“La luz retornará y, los tristes y oscuros versos se llevará

Estamos viviendo unos acontecimientos insólitos en la história mundial tal y como la conocemos. A finales del año pasado, apareció en el territorio de Wuhan un virus. En el resto del mundo no le hacíamos demasiado caso… Pero, empezó a expandirse y, llegó a Italia. El resultado fue devastador. En los periódicos locales de la zona de Lombardía la mayoría de las páginas la ocupaban los nombres de fallecidos. A pesar de ello, nosotros seguíamos llevando una vida normal, pero eso se acabó cuando decretaron el estado de alarma, por allá de mediados de Marzo. En el territorio europeo empezaron a subir los casos de contagios. Ese sentimiento de tranquilidad ya no existía, aunque no para todos.

Durante los primeros días de confinamiento aún había unas personas que se resistían al deseo de las autoridades y de la mayoría de la población a quedarse en casa. Con los días, fueron realizando decretos y multando a la gente que paseara, estuviera corriendo… Los supermercados se quedaron vacíos, los hospitales llenos, sin vacuna, sin tests… Pasamos malos ratos, viendo cómo muchas familias perdieron a sus seres queridos sin siquiera verlos por una última vez y despedirse como deberían. Mientras, los casos subían y las muertes también. El virus de quien muchos se reían se convirtió en pandemia mundial y, ya no era gracioso. Hace poco se llegó a 1 millón de personas contagiadas (los números no son seguros, ya que puede haber muchísimos más). Eventos se fueron cancelando, deportes y centros clausurados, competiciones, cualquier actividad no esencial terminada. Cada uno metido en su casa o trabajando muchas horas, con el miedo de infectarse. La cuarentena se prorrogó varias veces. La Pascua la pasamos en casa y la cuarentena durará más de 40 días… Con el tiempo se van permitiendo más cosas, los niños menores de 14 años pueden salir a partir del 26 de abril…

Muchas familias no se pueden ver en persona y, dentro de casa todos nos apoyamos. Algunos tienen más suerte que otros y viven en un espacio mucho más grande que otros, que tienen que aguantarse porque no les queda otra. Los muchachos se entretienen con los deberes, ya que sinó se volverian locos… Todos hacemos cosas que llevamos tiempo planeando, limpiando y pasando tiempo con nuestros seres queridos (quienes los tenemos cerca).

Los animales se apoderan de los espacios, en las calles ya no circulan los coches, aunque si famílias de patos. Las palomas no tienen a las personas mayores que les den de comer. En los puertos y el mar, el único movimiento es el de los peces y delfines, que pueden ser fotografiados de muy cerca en los muelles.

En definitiva y para acabar: yo creo que esto es una pesadilla y espero que muy pronto termine. Quiero pasar el rato con amigos fuera, que la vacuna contra el Covid-19 se encuentre rápido… Pienso en las familias que están perdiendo seres queridos o en personas que mueren en casa solos, sin nadie y me entristezco. Me parecen una genialidad los actos que se llevan a cabo a las 20.00 cada día, apoyándonos los unos a los otros e intentando ser felices. Espero y de corazón que, la pesadilla que no se sueña termine y podamos volver a tener sueños claros!

Categories: Reflexions

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